Las
guerras de Napoleón Bonaparte habían terminado en 1815, y mientras
que la Revolución y la Francia imperial habían cambiado la cara de
Europa, también estaba, más silenciosa, la poderosa Gran Bretaña,
que pronto entraría en escena como la principal potencia del mundo.
En este marco nació la princesa Victoria, en 1819.
La
época victoriana en Inglaterra es una de las que se recuerda como de
las más prosperas para este país, ya que en ese momento ocurrió
todo el esplendor de la Revolución Industrial, así como también
fue el momento donde más colonias tuvo alrededor del mundo,
convirtiéndose en la máxima potencia mundial.
Victoria I de Inglaterra (1840-1901) |
Seguramente
la reina Victoria será una de las más recordadas en la historia no
solo por ser la monarca que más tiempo permaneció en el trono de
Inglaterra, sino también por todos los cambios positivos que
sucedieron durante su gobierno. Según la visión de algunos
sociólogos e historiadores, cuando la reina fue coronada, Inglaterra
era un país agrícola y artesanal, pero cuando muere, este país
había desarrollado una red de ferrocarriles envidiable para el resto
del mundo y revolucionado la economía mundial. Siempre intentó
proteger los intereses cosmopolitas de la época y quiso estrechar
relaciones internacionales entre las distintas casas monárquicas
europeas, casando a sus hijos con herederos y herederas de las
distintas casas monárquicas de la vieja Europa.
Además,
la reina Victoria fue una de las monarcas que más se preocupo en
promover leyes a favor de su género.
Esta
fue la impronta de Victoria sobre la historia del mundo. Durante gran
parte del siglo XIX, la libra esterlina británica fue la moneda
corriente dentro de los mercados mundiales, la flota británica la
autoridad máxima en ultramar, las humeantes fábricas y las
incontables vías del ferrocarril fueron el ejemplo a seguir para
todas las demás potencias que imitaron la Revolución Industrial británica.
El siglo XIX fue un siglo en el que Gran Bretaña necesitaba estabilidad y la conseguía
mediante distintos conflictos y guerras como la de Crimea, guerras
que se incrementaron con la llegada de las nuevas políticas de
carácter imperialistas que pusieron en pie de guerra a las distintas
colonias y que terminaría desembocando en las Guerras de los Bóer.
Revueltas
en la India como la de 1857, cuando los cipayos, integrantes nativos
del ejército de La Compañía Británica de las Indias Orientales,
se revelaron contra el dominio de ésta. A esta revuelta se sumaron
distintos sectores sociales de la población. Ante las continuas
revueltas, la compañía se suprimió en agosto de 1858, pasando la
India de ser Colonia gobernada por la Compañía Británica a
depender directamente de la Corona Británica, dando así comienzo al
periodo del Raj Británico hasta 1947.
Poco
a poco se fueron haciendo con plazas económicamente importantes,
como en 1875 cuando Gran Bretaña compra las acciones que Egipto
tenía sobre el Canal de Suez, aprovechando la falta de liquidez del
gobierno egipcio y a su necesidad de liquidar deudas, algo que Gran
Bretaña aprovechó sin dudar. Ocho años después, en 1882, Egipto
se convierte en Protectorado de Gran Bretaña, asegurando las rutas
comerciales hacia la India.
Por otro lado, desde aproximadamente 1679, los
partidos que componían la Cámara de los
Comunes eran los Whig y los Tory, quienes dieron origen al “juego
parlamentario” entre la mayoría y la oposición, que constituye la
base de toda democracia occidental. Los gobiernos se fueron
alternando durante la Era Victoriana, pero ninguno abordó el
problema de necesidad de autogobierno de Irlanda, un hecho al que no
se le dio la importancia debida y que mas tarde desempeñaría un
papel fundamental sobre todo al final de éste reinado, cuando surgió la división de Irlanda del sur republicana y católica
de la Irlanda unionista del norte y en su mayoría protestante,
siendo solo ésta zona la que permanecería con el Reino Unido en el futuro próximo.
Al
año de la muerte de la reina Victoria, en 1901, la mayoría de los
gobernantes del continente europeo eran sobrinos, primos, o incluso
nietos de Victoria. Entre ellos, Wilhelm II, quien llevó a Alemania
hacia la Primera Guerra Mundial.
Europa en 1914 |
Entre
otras causas que provocaron la Primera Guerra Mundial en 1914, el
inglés antigermanismo surgió como resultado de la competencia
industrial alemana cuyos productos concurrían en los mismos mercados
que los ingleses, incluyendo la propia Inglaterra. Por esto se
comenzó a alimentar la idea de que Alemania debía ser contenida.
Inglaterra
pertenecía al bando ganador formado además por Rusia y Francia
(Triple Entente) contra Alemania, Austria e Italia (Triple Alianza)
además de la participación de otros 17 países de los cinco
continentes en la contienda.
A
pesar de las terribles consecuencias de esta guerra, se fortaleció
el sentimiento revanchista de Alemania y en 1939 estalló la SegundaGuerra Mundial, en la que de nuevo el bando de los ingleses sale
victorioso.
Las
principales consecuencias
de
esta desastrosa guerra en 1943 fueron: la caída de los regímenes
fascistas de Alemania e Italia, el fin del imperialismo japonés, la
destrucción de una importante parte de Europa, Asia y Oceanía, la
muerte de más de 60 millones de personas y
la creación de la Organización de Naciones Unidas el
24 de octubre de ese mismo año para asegurar la paz internacional y
la prevención de futuros conflictos.
En
la actualidad, el Reino Unido es una monarquía parlamentaria cuya
primera ministra es Theresa May desde el 13 de julio de 2016. Lidera
el partido conservador, que obtuvo la mayoría de los escaños en la
Cámara de los Comunes en las elecciones generales del 7 de mayo de
2015, con David Cameron como líder del partido.
La
economía británica es la sexta más fuerte del mundo, a pesar de
crecer ligeramente menos en el último año. Esto se debe a las
consecuencias de las incertidumbres en torno a las negociaciones del
Brexit. Desde que el Reino Unido en 2016 votó por salir de la Unión
Europea, el gobierno ha negociado los términos de la salida del
país. Dicha falta de claridad sobre las relaciones comerciales
futuras del país perjudica el consumo y la inversión, además una
caída del valor de la libra que provoca la subida de los precios,
inflación mayor al 3% a finales del 2017, por primera vez desde
2012.
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